La Orientación en Italia, una labor delegada al profesorado.
- Mauricio J. Navarro-Bulgarelli
- 1 oct 2021
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 13 abr 2022
30 de setiembre, 2021

Introducción:
Por razones de estudio, he tenido la posibilidad de vivir en Italia. Y algunas personas me han preguntado cómo se concibe la orientación vocacional en ese país. Debo decir que una de las principales diferencias que se tiene con respecto a Costa Rica, es que en Italia no existe un profesional de la Orientación dentro de las escuelas y colegios. En cambio, se concibe que las funciones orientadoras deben ser asumidas por los profesores de materia, como parte de su trabajo como docentes.
Por otro lado, otra gran diferencia es que no existe una carrera universitaria de grado que tenga relación con la Orientación. De hecho, en general, cuesta encontrar un curriculum de grado para la educación como tal. Generalmente lo que se ofrecen son programas que vendrían siendo similares a los que en Costa Rica llamamos “licenciatura”, en donde con una cantidad de créditos (que se cumplen normalmente en un año), la persona con un grado universitario previo, puede graduarse como educador, ya sea como docente en alguna materia específica, o bien como orientador. A este último título acceden normalmente los psicólogos, y pueden ejercer la carrera mediante la consulta privada externa a los centros educativos.
No obstante, existe una asociación llamada “Sociedad Italiana para la Orientación”, que realiza congresos nacionales anuales y se mantiene compartiendo mucha producción académica desde la disciplina de Orientación. Muchos de los panelistas en estos congresos, son profesores universitarios, cuya investigación se dedica casi exclusivamente a la orientación en general, y en algunos casos, a la orientación vocacional en particular. Entre las universidades que más escriben sobre orientación se encuentran la Universidad de Padua, de Perugia, de Roma III, de Florencia, entre otras.
Esta tercera reflexión teórica creo que puede ser de interés no solamente para las personas profesionales en Orientación, sino para todas las personas que se relacionan con el mundo de la educación en general.
A continuación, voy a comentar algunas ideas de dos autoras italianas, especialistas en investigación desde la Orientación, de la Universidad Panthenope de Nápoles: Antonia Cunti y Alessandra Priore. Ellas escriben a los docentes para despertar en ellos la consciencia sobre la importancia de su labor orientadora, y del cómo poder llevarla a cabo dentro de los centros educativos. Primeramente expondré algunas de las ideas que más me llamaron la atención de su último libro, y posteriormente daré mis comentarios al respecto.
La referencia del libro a comentar es la siguiente:
Cunti, A. e Priore, A. (2020). Aiutami a scegliere. L’orientamento nella relazione educative. Il mestiere della pedagogia. Franco Angeli.
Ideas de las autoras:
Partiendo de los enfoques narrativos de orientación vocacional, estas autoras plantean que las experiencias de mediación educativa y cultural que se dan en las escuelas, pueden ayudar a configurar las historias (narraciones) presentes y futuras de las personas estudiantes como oportunidades para una reconstrucción constante de su identidad.
Es importante ser consciente del poder de influencia tan significativo que tienen los profesores y profesoras sobre sus estudiantes. De hecho, tienen el poder de liberar a sus estudiantes de las opciones a las que están “predestinados”, debido a sus contextos sociales y familiares, los cuales a menudo son muy estrechos. Pero, al ampliar la mirada y por lo tanto el horizonte de sus estudiantes, los profesores y las profesoras pueden restaurar el derecho a la autodeterminación, garantizándoles más posibilidades de elección que aquellas que su contexto les planteaba inicialmente. La pluralidad de opciones en la elección es una tarea de la escuela.
Además, crear las condiciones óptimas para apoyar y nutrir la capacidad de elegir, que distingue al ser humano, es tarea propia de la enseñanza como marco metodológico para el desarrollo de habilidades de estudio y pensamiento.
La Orientación debe entenderse dentro de dinámicas educativas que permitan al individuo relacionarse con los componentes culturales, que a su vez faciliten la reflexión de cómo desea relacionarse con esa cultura. La orientación se lleva a cabo en todos los procesos educativos que tienen lugar dentro de la escuela.
Es necesaria la intencionalidad educativa por parte de los profesores. Es decir, la enseñanza debe ser vista como una posibilidad para la creación de oportunidades de aprendizaje. En el compromiso de los docentes por configurar las condiciones y dinámicas de la formación, se deben fundar en gran medida las razones y motivaciones de las asignaturas hacia el aprendizaje cultural; despertar en el estudiantado las ganas de aprender y, sobre todo, frenar el aburrimiento, la frustración y el sentimiento de pérdida de sí mismo del que tantos adolescentes y jóvenes parecen ser víctimas hoy en día.
Se debe buscar una educación que busque fortalecer tanto el sentido motivacional como cognitivo, así como la capacidad de los sujetos para seguir aprendiendo, modificando actitudes, comportamientos y acciones. La recuperación del sentido formativo de la propia existencia contiene, sobre todo, el valor del cambio, del devenir, del cambio de forma y, por tanto, de uno mismo.
Desde el punto de vista de la orientación, la educación da la posibilidad de redención, frente a lugares y agentes que ejercen su influencia en la dirección de la repetición de lo ya vivido y, por tanto, de la no modificabilidad de narrativas personales ya escritas.
Por lo tanto, las acciones formativas se modelan como Orientación, ya que se presentan como una acción sistemática de reflexión sobre uno mismo y sus elecciones, en línea con su propósito principal, es decir, aprender a aprender para la vida.
Opinion personal
Como orientador que soy, defiendo la importancia de que exista un profesional de orientación en cada centro educativo. No obstante, también creo que los docentes deben conscientizarse y asumir su rol orientador. Y esto aplica, independientemente de que el centro educativo cuente con un profesional de orientación o no, sea el país que sea.
Desde mi experiencia, puedo decir que en Italia se pueden encontrar algunos docentes (quizás no la mayoría lastimosamente), que se toman en serio esta función orientadora dentro de los centros educativos en donde trabajan, siendo así una influencia positiva para las personas estudiantes a las que enseñan.
La cantidad de tiempo que pasan con los estudiantes en sus clases, el vínculo que se genera entre ellos, así como la posibilidad de utilizar una didáctica orientadora (es decir unas estrategias educativas que, al mismo tiempo que alcancen objetivos específicos de su materia, puedan alcanzar objetivos de orientación vocacional), son todas buenas oportunidades que cualquier docente en cualquier materia puede aprovechar, si así lo desea.
Por supuesto que el ideal es que los docentes cuenten con una buena formación y acompañamiento en las diversas temáticas que implican aplicar la didáctica orientadora (que las autoras mencionan como acciones formativas en busca de la reflexión personal y de las elecciones). Idealmente esta formación debería ser facilitada por un profesional de orientación.
Dicho lo anterior, creo que el abordaje de estas dos investigadoras italianas es muy pertinente, ya que enfoca la intencionalidad del docente hacia las necesidades orientadoras del estudiantado. Creo, al igual que ellas, que el aburrimiento, la frustración y sobretodo la pérdida del sentido de sí mismos (el sentido de la vida), son temas críticos e urgentes de priorizar desde los centros educativos. La desesperanza se apodera de nuestra juventud, y todas las personas educadoras debemos hacer algo al respecto, sin importar la asignatura o disciplina particular que “enseñamos” en las escuelas y colegios adonde trabajamos.
Finalmente, rescato la idea planteada por las autoras sobre la importancia de facilitar desde los centros educativos experiencias culturales que amplíen la mirada que las personas estudiantes pueden tener, debido a las limitaciones contextuales en las que viven. Esto es muy importante para poder cambiar narrativas de identidad vocacional, ya que de esta forma las personas podrán incluir opciones que, de no vivir estas experiencias culturales desde los centros educativos, quizás nunca tomarían en cuenta. Me parece muy interesante pensar en esto como parte del proceso de orientación que se da a las personas en las escuelas y colegios a las que asisten.
Sin duda creo que Italia podría aprender mucho de la experiencia de Orientación que tenemos en Costa Rica. Pero también es bueno ver como nosotros en Costa Rica, también podemos enriquecernos con otras miradas a la Orientación, como esta que nos comparten estas dos autoras italianas. Y creo que esto mismo podría aplicarse para otras realidades de Orientación desde otras latitudes. Sería muy interesante conocer otras experiencias que personas afines a la orientación en otros países del mundo quisieran compartirnos.
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