¿Cómo no equivocarse al elegir carrera? (Carta a un joven para pasar del FOMO al JOMO)
- Mauricio J. Navarro-Bulgarelli
- 22 sept 2024
- 17 Min. de lectura
Actualizado: 24 sept 2024
22 de setiembre, 2024
Querido(a) joven que estas a punto de elegir carrera, o bien estás pensando si cambiarte de la que estas estudiando.
Hoy quiero escribirte una carta especialmente para vos.
Quisiera primero contarte un poco de mi elección de carrera. Si tienes prisa, te recomiendo saltarte mi historia y pasar directo a la segunda parte, que son las recomendaciones que te doy para no equivocarte al elegir carrera. Ahora bien, si quieres echarte el chisme completo de mi carrera, puedes leer mi historia de cómo escogí carrera, pero te pediría que no dejarás de leer las 12 recomendaciones del final.
Bien acá vamos.
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Primera parte
Mi historia…
La verdad es que siempre la tuve muy clara, como te explico a continuación:
Cuando la maestra de español leyó el cuento que había escrito frente a toda la clase, y lo llenó de elogios, lo tenía muy claro. Voy a dedicarme a escribir cuentos. Tenía 9 años, estaba en tercer grado de primaria y el cuento era de una aventura de piratas…
Cuando entré por primera vez a la Asamblea Legislativa, lo tenía muy claro. Voy a ser diputado. Era en una excursión, siempre de la escuela primaria. Y la verdad fue la primera y la última vez que entré ahí (hasta este momento al menos). Y aunque la política no me desagrada del todo, mi carrera se limita a ser vocal de mi clase un par de veces y del tribunal electoral en primaria, luego candidato perdedor de las elecciones en sexto grado (quedé segundo de tres), ya en el cole presidente del Tribunal electoral y en la U fiscal de la Asociación de estudiantes de Orientación. Todo ello son bellos recuerdos, pero nada más que eso…
Pero luego a los 14 años, la profe de Estudios Sociales descubrió mi vocación, cuando se encontró en mi cuaderno los dibujos que hacía en sus clases, en donde me dibujaba a mí mismo como el portero de la Selección de Costa Rica en un mundial, y del Real Madrid en una final de la Champions. Y aunque ciertamente un tico de mi edad sí logró mi sueño, mi nombre no es precisamente Keylor Navas…
Ya en décimo año, cuando visité la feria vocacional de la U por primera vez, volví super convencido: voy a ser ingeniero.
Unos meses más tarde ese mismo año, cuando me eximí del examen de Psicología y le pedí a la profesora igualmente poder hacer el examen solo porque me gustaba, después de escuchar sus elogios la tenía clarísimo: voy a ser profesor de psicología como ella.
En undécimo la cosa se me complicó un poco, ya que empezamos junto a un grupo de compañeros un periódico colegial y bueno entonces la tuve clara: voy a estudiar periodismo.
En eso me mantuve hasta que llegaron las clases de Orientación vocacional, en donde el orientador del cole nos llevó las famosas fichas profesiográficas de las carreras, y entonces leí algo que me convenció, aún lo recuerdo, decía así: “el administrador público es un agente de cambio.” Ninguna frase me podría haber descrito mejor que como me sentía a mis 17 años, yo me sentía un agente de cambio. Así que estaba decidido, estudiaría administración pública.
Pero cuando llegó finalmente el resultado del examen de admisión, y obtuve la nota para poder entrar a cualquier carrera de la UCR, mi familia me lo dijo muy claro: “tiene que estudiar medicina, ya que es la nota más alta y usted puede entrar. Además, no hay médicos en la familia aún, aproveche esta oportunidad que Dios le está dando”. Pero esa fue más fácil para mí, ya que tenía claro que con solo ver sangre yo me desmayaba (a la fecha aún es así), entonces medicina pues estaba claro que no era el camino.
Espero no estarte cansando con mi historia querido(a) joven, pero te pido que sigas leyendo, más adelante me entenderás porqué te cuento todo esto.
La cosa es que finalmente llegó el momento de entrar a la U (porque no hay plazo que no se cumpla, como dicen los abuelos). Y entonces matriculé dirección de empresas. Y ese primer año la tuve muy clara, voy a crear unos start ups exitosas que me darán mucho dinero. Y esa ilusión me duro hasta que caí en una cama de hospital, con una operación de emergencia para salvarme la vida, provocada (al menos en parte) por el nivel de ansiedad que manejaba a mis escasos 18 años. Entonces la recuperación de 3 meses me hizo reflexionar en un cambio de carrera. Y ahí vino el primer cambio de carrera…
La cosa es que me metí a enseñanza de la matemática en la UNED, total siempre me gustaron los números. Todo iba bien hasta que una persona en ese momento muy cercana me dijo algo genial: “te ves revisando 150 exámenes en un fin de semana”. Ahí mismo dejé la carrera botada…
Pero había aún una oportunidad de cambiarme de carrera dentro de la UCR. Decidí ir a la Oficina de Orientación de la U, y entre las opciones finales de mi proceso vocacional quedó la carrera de Orientación. Y bueno la matriculé para el siguiente año. La verdad, entré el primer día de clases con ciertas reservas, pero la verdad que me gustó bastante, puesto que saqué el Bachillerato y la Licenciatura en Orientación.
Y al tener 21 años y entrar a trabajar por primera vez como orientador en un colegio, la tenía muy clara, voy a ser orientador el resto de mi vida. Y aunque 15 años de ejercer la Orientación educativa y vocacional en colegios y universidad no es poco tiempo, lo cierto del caso es que ya no la ejerzo más, al menos no directamente, desde hace ya varios años.
Ahora, no creas que ahí se acaba la historia, no que va. Te sigo contando, fíjate que cuando aún era estudiante de la U, empecé a organizar campamentos para jóvenes, algunos de manera voluntaria en la Iglesia, y otros con una empresa para colegios, adonde sí me pagaban. Y me gustaba tanto la vida de los campamentos que la tuve clarísima. Voy a dedicar mi vida a los campamentos. Pero con el tiempo me percaté de que no era tan fácil vivir de los campamentos, además de que no se me había olvidado las palabras de mi madre: “usted va a ir a la Universidad y va a ser profesional”. Y bueno, como creo que ya te conté, al final le hice caso a mi madre.
Y entonces tuve claro que mi camino era ser profesional, sí. Y la verdad es que al estar en la licenciatura la tuve clarísima, quiero hacer Orientación en las empresas, y para eso ocupaba estudiar otra cosa. Entonces empecé a estudiar dos carreras más, un técnico en recursos humanos (de nuevo en la UNED), y una segunda licenciatura en comportamiento organizacional en una U privada. Todo iba bien hasta que se me ocurrió la genial idea de, en un curso de liderazgo, plantearle al profe del curso como un ejemplo de un buen líder a Hugo Chaves. Claro, luego me enteré de que el profe era un venezolano refugiado en Costa Rica, y con solo un poquito de estudio sobre historia y política de América Latina me percaté de mi “pequeño error”. Sobra decir que no volví al curso, seamos sinceros, ya lo tenía perdido gracias a mi “genialidad”. Y la verdad, tuve tanta vergüenza que dejé toda esa licenciatura en la U privada botada, y a la postre el técnico también….
Y mientras tanto seguía siendo orientador en secundaria, pero llegó un momento en el que me empecé a cansar un poco de ser profe de cole, entonces tuve otra “genial idea”. Saqué mi maestría en Administración Educativa, siempre en mi amada UCR. La tenía clarísimo, mi camino era ser director de un colegio. Y bueno… solo diré que, a pesar de ser en mi año de graduación el mejor promedio no solo de mi maestría, sino de todo el sistema de estudios de posgrado, hasta el momento no he sido director en ninguna institución, más que del grupo de jóvenes de la iglesia, y eso fue a los 19 años, entonces nada tiene que ver eso con esta maestría…
Ya casi termino mi historia, lo prometo…
Te sigo contando, resulta que, después de 10 años de ser orientador de un colegio que llevo en el corazón, aparecieron unas personas que, básicamente me empezaron a hacer mi estancia en ese lugar no tan grata, más bien llena de momentos un poco amargos. Y en un arrebato de emociones, renuncié. Le aposté todo a aquel discurso de: “pídele al Universo, que es benevolente”, y bueno la tuve clarísima, voy a dedicarme a la consulta privada. La verdad es que la pase mal. Al menos puedo decir que lo intenté, y algunos clientes tuve, sí, pero no lograba ni la mitad de lo que ganaba antes. Y empecé a sentir que en la vida no todo era tan fácil como renunciar y confiar y ya está. Y bueno, como solo los ríos no se devuelven, creo que al final Dios tuve un poco de misericordia de mí y me dio la oportunidad de volver a ser orientador, pero en otro cole. Y ahí la tuve clarísima, al menos por un año más.
Y ya luego la Vida me permitió entrar de lleno en la U como profe, me ofrecieron una beca para ir a sacar el doctorado en Italia, ya fui, ya volví y a mis 40 cuando escribo estas líneas pues la tengo clarísimo, voy a ser carrera académica en la U…
Creo que ya entendiste mi mensaje, ¿no?
Pero como no soy hombre de pocas palabras, te lo voy a explicar un poco mejor a continuación:
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Segunda parte:
Mis recomendaciones para no equivocarte a la hora de elegir carrera
Empecemos con una pregunta. Si me dijeras: ¿Pero entonces usted se equivocó al elegir tantas carreras? Yo te diría rotundamente que NO. No me equivoqué. ¿Pero cómo así? Bueno podría responderte que uno tiene que confiar en lo que va decidiendo, porque los puntos solo se conectan en el futuro, viéndolos en retrospectiva, pero eso ya lo dijo Steve Jobs. Entonces mejor te lo intento explicar en 12 recomendaciones…
No te vas a equivocar de carrera si aprendes lo más rápido que puedas estas cosas:
1-No vas a poder monetizar todas tus pasiones, y la verdad no tienes que hacerlo.
Yo no era tan malo en el futbol. De hecho, en un entrenamiento en que todos mis compañeros de equipo se habían puesto de acuerdo para faltar, y no me avisaron, me tocó entrenar solo. Y como una especie de venganza divina (si es que eso existe), llego justo a ese entrenamiento el visor de Saprissa. Y bueno, como no le quedaba otra opción, pues me vio entrenar a mí. Y al final del entrenamiento, me dijo que llegara a probar con Saprissa. Pero cuando le conté a mi madre (que en paz descanse), se refirió a los futbolistas con dos o tres improperios que no voy a repetir aquí por respeto a su alma, y luego lapido mi carrera profesional en el futbol con la siguiente sentencia: “Mauricio, usted va a estudiar en la Universidad, y va a ser un profesional”. Y bueno, tenía razón. Un beso al Cielo mami, acá estoy, tenías razón…
La cosa es que, aunque el futbol nunca me ha dado de comer, estoy convencido que no todo hay que monetizarlo. La verdad es que seguí jugando, y tuve la oportunidad de disputar varias finales de diversos torneos, algunas las perdí, pero otras también las ganamos, incluso alguna con atajadas de penales decisivos en la tanda final. No será como parar un penal en un mundial o en la final de la champions, pero la emoción que provocó en mí es parecida, y mis recuerdos de esos momentos son mis máximas glorias en mi pasión deportiva.
Lo que te trato de decir es que por el hecho de que tus pasiones no te den de comer, no renuncies a ellas. Sino que trata de conciliar tu presente para que puedas seguir practicando eso que te apasiona, al menos un poco, el resto de tu vida. Mientras quizás te toque estudiar o trabajar adonde puedas, te deseo que la vivencia de tus pasiones, al menos en algunos momentos de tu vida, te ayuden a que la vida tenga más color. Eso se llama conciliar tus pasiones con tu realidad.
2-En una era de inteligencia artificial, hazla tu aliada
Es una realidad que la tecnologia en general, y la inteligencia artificial en particular, han venido para seguir cambiando el mundo de las carreras, sustituyendo al ser humano en muchas tareas laborales y generando nuevas opciones de carrera. Mucha gente se enoja por eso. Mi recomendacion es que, mientras más rápido incorpores la IA a las tareas de tu carrera, dejando que la tecnonología optimize las labores que pueda hacer mejor que el humano, mejor para vos. Y vos concentrate en hacer lo que el robot no puede hacer, me refiero a la parte más humana de tu trabajo, esa que tenga que ver con las relaciones humanas, la creatividad, la intuición, los vínculos, lo más "artistico". Si te concentras en esto, la IA será siempre tu aliada y dificilmente tu enemiga, y nunca te sustituirá a tí, aunque sí te va a obligar a cambiar de tareas laborales en algunos momentos de tu vida. Haz las paces de una vez con esto.
3-La carrera no es lo más importante de la vida
Creo que esta claro, ¿no?, se trata de acomodar la carrera a tu vida, y no al reves. Me refiero a que no dejes de vivir tu vida por una carrera. El tiempo para tus relaciones familiares, de amistad y pareja son muy importantes y no deberías perderlas del todo (aunque habrá que sacrificarlas sin duda). Así como también son importantes tus pasatiempos no monetizables, tus creaciones solo por amor a lo que haces, tu tiempo libre y por supuesto, tu vida espiritual. No renuncies del todo a todo eso. Aprende a conciliar tu vida personal y familiar, con tu vida de estudio y de trabajo. Es dificil, pero importante. Atención que no dije equilibrar, dije conciliar....
Además, conforme pasen los años te vas a dar cuenta que vas a estudiar varias cosas, trabajar en diferentes lugares y a hacer diversas tareas, y todas ellas irán conformando tu trayectoria vacacional (que es en realidad lo que es tu carrera -career-). Por eso lo que estudies ahora posiblemente se convertira en tu carrera base o de referencia (por así decirlo). Pero luego la vida te invitará a diversificarte por caminos que ahora ni puedes (ni debes) imaginar. Ve un paso a la vez.
Y un detalle más con esto, dicen que al estar a punto de morir, la gente lo que mayor recuerda como sus momentos de felicidad son aquellos relacionados con la vivencia de los vinculos humanos con parejas, familiares, amigos y colegas, y aquello de lo que se arrepienten es de no haber invertido más tiempo en estos vinculos y menos en "la productividad" del trabajo, ¿lo sabías?
4- Las habilidades se pueden desarrollar en la vida, y son para ponerlas al servicio de los demás.
Existe una pregunta que solemos hacer los orientadores vocacionales: ¿en qué sientes que eres más hábil que la media de personas de tu edad? Y la verdad, yo a los 18, 20 o 25 años, mi respuesta era: en nada en particular.
Con el tiempo descubrí que era bueno dando clases, y en general hablando con la gente, tanto a nivel individual como grupal. Y que me la jugaba escribiendo (ya mi maestra de primaria lo había notado antes, ¿recuerdan?). Y pues he decidido creerle a la parábola de los talentos de la Biblia, y puedo dar fe de que, al ponerlas al servicio ya de tantas personas después de tantos años, estas habilidades las he podido desarrollar bastante, y hoy sí siento que lo hago mejor seguramente que la media de mi edad. Pero eso lo digo hoy, hace 15 años no era tan hábil. Ya bien dice el dicho: la práctica es la que hace al maestro.
5- Sete fiel a ti mismo
Ten claro tus valores, tus “mínimos no negociables”, tus limites creativos o como quieras llamarle. Y cuando tengas que tomar una decisión, no te traiciones. No importa la cantidad de dinero o fama que tengas por delante, te aseguro que si para ello te tienes que traicionar a ti mismo, no es por ahí…
6- Ten un horizonte más o menos claro, y solo camina hacia él
El horizonte son tus causas, tus sueños, tus anhelos profundos. Son los ideales por los que vale la pena dar la vida. El camino para alcanzar el horizonte no siempre es claro, es más, casi siempre es inalcanzable. Pero el horizonte nos ayuda a caminar. Y para eso es para lo que sirve. Para caminar. Y recuerda, que, aunque no sepas como llegar hacia allá, solo da el paso que te parezca más lógico en este momento, y si prestas atención, verás las señales en el camino, solo tendrás que saber identificarlas.
La sabiduría japonesa lo resume así: “cuando el discípulo está listo, aparece el maestro.” Y la Biblia lo narra así: “los reyes magos salieron en busca del Salvador, y en el camino cuando andaban en la búsqueda se les apareció la estrella que los guio.”
Si lo haces así, descubrirás lo que es la trascendencia.
7-Ten la mayor cantidad de experiencias posibles ahora que eras joven. Solo así te conocerás mejor a ti mismo(a) como persona.
Quizás las palabras lapidantes de mi madre sobre el futbol me ayudaron a no dudarlo tanto para entrar a los grupos juveniles. Y, sin lugar a dudas, fue ahí adonde aprendí a trabajar con grupos, y desarrollé competencias que aun ahora aplico como profesional, y que la Universidad no me dio, porque no me los podía dar. Y me ayudaron a conocerme como persona.
Por eso voluntariados, clubes, pasantías, campamentos, equipos, audiciones, grupos, trabajos “ad honorem”, intercambios, y cuanta experiencia puedas tener ahora que eres joven, siempre serán una buena idea.
8-En un mundo de infinidad de oportunidades, comprométete con algo. Date la oportunidad de elegir una carrera, no te vas a equivocar, al menos no del todo...
La verdad es que las posibilidades son infinitas, pero la vida no alcanza para todo. Alcanza para hacer muchas cosas sí, pero no todas al mismo tiempo. Por eso comprométete con tu decisión/proyecto (de estudio o trabajo) actual, al menos un tiempo, dales chance a las cosas.
Entrégate a las oportunidades que la Vida te presente. Y sigue con ellas, hasta que la renuncia sea la última opción. La verdad es que siempre debes renunciar. Me explico mejor: Las decisiones son, en esencia, muchas renuncias. Y yo “renuncié” (al menos profesionalmente) a la enseñanza de la mate, de la psicología, al teatro (otro día te cuento algo de esto), la escritura, el periodismo, la ingeniería, la administración, etc., al decidirme por Orientación. Y de estas renuncias no me arrepiento.
¿Pero sabes de cuál renuncia sí me arrepiento?, de aquel lugar que te conté adonde trabajé por más de 10 años. La verdad, no era el momento justo aún para renunciar, me dejé llevar por las emociones y la pasé mal los siguientes meses. Por eso, antes de renunciar, piensa más estratégicamente (eso me faltó a mí en ese momento). Estoy seguro de que hubiera renunciado tarde o temprano, pero no era aún el momento ni la forma. Pero bueno, te lo cuento para que sepas que de los errores también se pueda aprender.
9-Aprende a abrazar tu realidad, el futuro se construye desde el presente, e intenta ser agradecido (aunque a veces cueste, lo sé).
Cuando en la UCR me dijeron que me iban a dar una beca para cursar un doctorado en cualquier parte del mundo, las posibilidades parecían infinitas. Busqué y busqué, y llegué a una lista de más o menos 15 programas de estudio que eran mis alternativas en ese momento. Había en específico 3 programas de los que me enamoré. Eran todo lo que yo buscaba para un doctorado. Dos eran en el Reino Unido y uno era en Estados Unidos. Básicamente eran perfectos, menos por una cosa: eran extremadamente caros. Sobrepasaban por mucho la beca que me ofrecía la U. De hecho, la triplicaban en algunos casos. Y en ese momento de mi vida no estaba para asumir una deuda monumental solo por “seguir mis sueños”.
¿Y qué hice?, pues abracé mi realidad. Concursé solo a 4 programas (ninguno del Reino Unido ni de Estados Unidos), que eran los que podría costearme con la beca, y que con mi background académico quizás tenía algún chance de ser admitido. Y así fue, me admitieron a uno. Sí, solo a uno. No era necesariamente mi favorito de los 4, pero era mi realidad. Y dije sí. Y me fuí. Y fue muy duro. Y varias veces pensé en abandonar. Pero estaba comprometido con la elección, que era más que todo una apuesta de vida. Y conocí gente super valiosa, y viví experiencias inolvidables.
Y ha este punto te puedo garantizar algo, todo lo vivido en los múltiples cursos de varias carreras y en los múltiples trabajos que he tenido, fueron mis recursos para poder terminar el doctorado. El reto académico que eso significo para mí fue estratosférico. Y sin los recursos que había ido adquiriendo por todo el camino que recorrí a lo largo de mi carrera, no creo haberlo logrado. Así que, al final, todo me sirvió para algo. Todo fue aprendizaje. Todo fue útil. Por eso, no me equivoqué en ninguna de las múltiples elecciones de carrera que tomé.
Y bueno pasó el doctorado en Italia, y crecí demasiado como persona, y también como profesional. Y gracias a eso, el futuro de ese entonces, que es mi presente actual, pinta bastante mejor que lo que era mi carrera hace 5 años atrás, antes de irme con la beca. En ese caso, la apuesta salió bastante favorable (no del todo perfecta, pero en el camino aprendes que no existe el príncipe azul ni de las carreras, ni de los trabajos, ni de las parejas, y esto te ayuda bastante a lidiar con las sorpresas que siempre te da la Vida).
10- Procura tener varias fuentes de ingresos económicos.
Es decir, no apuestes todos tus ingresos económicos a una carrera profesional. Busca negocios alternativos, ingresos pasivos, oportunidades diversas a tu salario como profesional. Quisiera decirte más sobre esto, pero solo puedo decirte que me parece un excelente consejo para la vida de cualquier persona. Por lo demás no tengo demasiada experiencia aplicándolo en mi vida personalmente.
11- Ningún camino es fácil, el Universo no te lo va a dar todo
Mi abuela lo decía más claro aún: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Existen algunos speakers que lo dicen de manera muy elocuente: “no puedes escoger las cartas que te da la Vida, pero puedes escoger la estrategia de juego que vas a hacer con esas cartas que tienes”. O como dice la canción: “si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonadas”. Si te prometen dinero fácil, rápido, sin esfuerzo, te puedo garantizar algo: por ahí no es.
12-Supera el discurso del FOMO / FOBO, y aprende a vivir con el JOMO
Y ya con esto concluyo, ahora se habla mucho del famoso FOMO (fear of missing out -miedo a perderse de algo-), o bien del FOBO (fear of missing better options – miedo a perder mejores oportunidades). Pero la verdad es que la vida me ha enseñado algunas cosas:
-No se puede saberlo todo, tenerlo todo, tomarlo todo.
-Hay que tomar decisiones, en libertad y tomando la responsabilidad
-Jamás voy a tener toda la información de algo, eso es simplemente imposible.
-Cambia, todo cambia…
-No existe el príncipe azul de las carreras (ya lo dije), por eso te digo algo nuevo: si tienes un 75-80% de “seguridad” (si es que eso existe) en algo, aventúrate con todo en esa decisión.
Y sobre todas las cosas, la vida me ha enseñado que aquellas voces internas del “si hubiera” me acompañaran toda la vida, por eso he decidido, en vez de seguir intentando acallarles, mejor aprendo a bailar con ellas.
Porque cuando alguno de mis voces internas me dice: si hubiera ido a aquel entrenamiento de Saprissa, yo le respondo: por dicha ahí está Keylor que sí lo logro. Y a la otra voz que me dice: si hubiera estudiado ingeniera, le respondo: pero estudié educación, y eso fue ser fiel a mí mismo. Y a la que me dice que quizás si le hubiera dado más chance a la vida como consultor privado, yo le respondo que me alegro por mis amigos, que alguna vez fueron mis estudiantes en las aulas universitarias, y hoy les está yendo muy bien en la práctica privada. Y me gusta pensar que, al menos en lo poco o mucho que yo les pude aportar como profe, ahí estoy yo en ellos, y ahí está mi legado en esa práctica privada. Y a la otra voz necia que me dice: si hubiera estudiado periodismo, le respondo: pues acá estoy, escribiendo este blog.
Y es que, cuando sabes que nunca estarás 100% seguro(a) de algo, pero que la vida se trata de bailar con la incertidumbre, de caminar, de buscar, de ver las señales, de llenarlas de significado y de seguir caminando, y sobre todo, cuando sabes que la decisión de elegir carrera o cambiarse es muy importante sí, pero no es determinante para el resto de toda tu vida, y que este proyecto (académico o laboral) en el que estás por aventurarte hoy, será temporal, y algún día terminará, y vendrán otros proyectos, entonces, cuando entiendes todo eso, puedes finalmente decir JOMO (Joy of missing out), es decir, me gozo en estarme perdiendo de otras cosas, porque eso solo puede significar que estoy viviendo (lo que puedo, lo mejor que puedo, desde mi realidad). Significa que vivo mi presente, y desde ahí resignifico mi pasado, para construir mi futuro.
Y entonces joven, después de leer esta carta, te hago una última invitación. Si tu vida fuera una serie de Netflix, y vos fueras el guionista del siguiente capítulo:
¿Qué título le pondrías a ese capítulo que está por empezar?
Espero que esta carta te haya sido de alguna utilidad. Perdona si la has encontrado un poco larga, pero de verdad tenía muchas ganas de decirte todas estas cosas.
Te deseo lo mejor, y, sobre todo, deseo que puedas ver La Luz que te ilumine para tomar decisiones para vivir una Vida que sea trascendente.
Pura vida,
Mauricio J. Navarro Bulgarelli

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