¿Y qué te digo yo?
- Lizzy Alpizar
- 20 jun 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 abr 2022
20 junio 2021

Esta reflexion es respuesta a una propuesta dada en el post: ¿Qué te hubiera gustado saber cuando tenías 25 años? (link al final de este articulo)
Me he tomado el tiempo de leer y analizar las disertaciones acerca de la vida que definitivamente tienen una esencia personal y experiencia propia, y una enseñanza del otro u otra!
¿Qué te digo yo?, mis años de carrera universitaria (a los 20s) fueron maravillosos en torno a las personas,porque las disfruté y disfruté las aventuras; pero mis treintas fueron inolvidables porque me disfruté a mímisma tal cual soy: de forma física, mental, emocional, mi profesión, mis ideales, mis sueños, en fin, a pesar de que en la vida se me presentaron muy fuertes obstáculos laborales y familiares; sin embargo de ahí surge un lema personal que por cierto debo retomar hoy, y es que “la vida es un aprendizaje”, que hay puertas que se abren una sola vez en la vida, que cuando algo se concluye se debe cerrar y hacerlo bien y, en definitiva, vendrá algo mejor, que si dejo algo inconcluso, este me seguirá tocando la puerta hasta que lo abrace.
Que tengo permiso de sentirme mal, patalear y llorar pero solo unos instantes porque sino no puedo ver el sol y que dos frases que llevo en mi corazón son “todo árbol con frutos será apedreado” y “De veras, hijo ya todas las estrellas han partido. Pero nunca se pone más oscuro que cuando va a amanecer” (Isaac Felipe Azofeifa)”.
A la vez, que no debo apresurar o forzar las situaciones porque salen torcidas o me traen peligro, que al hablar, opinar, apoyar o referirme a algo debo estar convencida de que es porque yo puedo dar un paso adelante sin necesitar que otros lo aprueben o caminen igual, porque muchísimas veces se echan atrás y sos vos “contra el mundo”, que lo más bello de esta vida es ser un libro abierto y poder hablar de tus cuitas y alegrías (de mi vida) sin ocultar o secretear y menos hablar de nadie sino de mí, que la felicidad está en mí y no en los demás (además no todo el tiempo se es feliz por lo que hay que aprovechar estos bellos momentos), que lo que me sucede tiene un sentido y es según los lentes que me ponga, que desde lo más pequeño a lo más grande lo debo hacer convencida, con pasión, compromiso y sobre todo con amor, y algo importantísimo, que yo estoy aquí para servir ya que este es la mayor satisfacción de vida y aunque no lo busques, se te devuelve con creces y bendiciones.
¿Pero qué pasa con mis inicios de cuarenta? Uf!
Que mi primer lugar está para Dios, todo, todo, todo, lo bueno, malo y lo que está por venir y lo que no se permitió, todo ese aprendizaje de vida, es para gloria de él. A esta edad y en este momento y cuando nunca me había abandonado, y ahora descubro ese cara a cara con él, no sólo porque me da fuerza, porque me protege, ni porque he sido bendecida en muchísimas áreas, sino porque es misericordioso y me enseña de su amor para poder tener piedad conmigo misma y con los demás, para poder ver el rostro humano detrás de esa historia , para poder abrazar y sentir liviana mi cruz que ya Jesús llevó, para poder pedir ayuda al Espíritu Santo y discernir y caminar como Cristiana que día a día cae y se levanta, para meditar en silencio como María y para escuchar como José. Para ir donde me manda y no donde yo quiero ir, para recordarme que yo no soy la que tiene el control de mi vida sino que es él porque este Padre es exigente pero también soy la niña de sus ojos y me ha heredado su reinado y es un compromiso que solo él me enseñará a cómo asumir.
Y cómo bien lo decís y Fray Victor, la lucha se da caminando.
Un abrazo,
Lizzy Alpizar
Post original: Esta reflexion es respuesta a una propuesta dada en el post: ¿Qué te hubiera gustado saber cuando tenías 25 años? (Mauricio Navarro)
Para leer el post original y otras respuestas como esta que han generado diversos autores, dale click al siguiente tag:
Comments